Mi especialidad es acompañar a personas que están atravesando un proceso oncológico, sin importar en qué fase se encuentren: diagnóstico reciente, tratamiento activo, recuperación o remisión. A través del ejercicio físico adaptado, busco mejorar su calidad de vida, fortalecer su cuerpo y brindarles una herramienta poderosa para recuperar el control sobre su bienestar.
El entrenamiento en estos casos no es solo una cuestión de movimiento, sino una vía para reducir los efectos secundarios del tratamiento, mejorar la funcionalidad, combatir la fatiga y, muy importante, aportar una sensación de normalidad y confianza. Cada programa se adapta al estado físico, emocional y clínico de la persona, teniendo en cuenta sus limitaciones, pero también sus capacidades y deseos.
El objetivo principal es que cada persona se sienta acompañada, comprendida y capaz. El ejercicio se convierte en un espacio de autocuidado, donde no solo se trabaja el cuerpo, sino también la mente. Muchas veces, entrenar les permite reconectar con su fuerza interior, mejorar el estado de ánimo y afrontar mejor las exigencias físicas y emocionales del proceso oncológico.
Trabajo de manera empática, cercana y profesional, sabiendo que cada historia es única y merece ser atendida con respeto y sensibilidad. Mi enfoque es integral: incluir movilidad, fuerza, respiración y descanso, para construir un bienestar real, profundo y sostenible.
Creo firmemente en el poder del movimiento como herramienta de transformación, incluso en los momentos más duros. Mi compromiso es que cada persona se sienta más fuerte, más viva y más capaz de atravesar su proceso con confianza y autonomía. Porque incluso en medio de la adversidad, se puede seguir construyendo salud.